Durante el embarazo, la futura mamá debe alimentarse adecuadamente para mantener su salud y garantizar al mismo tiempo el desarrollo armonioso del feto.
Esto no significa que la madre deba sobrealimentarse. La alimentación de la mujer durante el embarazo debe ser nutritiva, variada y distribuida de manera prudente a lo largo del día. Las comidas deben realizarse a horas fijas, más frecuentes (más de 5 al día), pero menos abundantes que fuera del embarazo, ya que el estómago de la embarazada digiere más lentamente.
Una alimentación saludable durante el embarazo debe contener, en general, una cantidad suficiente de:
- Proteínas, que se encuentran en carne, pescado, leche, huevos, cereales. En general, se necesitan alrededor de 100 g de proteínas al día. Para satisfacer esta necesidad de proteínas, es suficiente con 1 litro de leche al día o 1/2 litro de leche (yogur), 125 g de carne, dos huevos.
- Grasas, que se encuentran en mantequilla, aceite, manteca, margarina. Una ración de 60 g al día es suficiente.
- Hidratos de carbono, que se encuentran en azúcar, pan, pasta, patatas, frutas. La embarazada necesita de 350 a 400 g al día. Los carbohidratos proporcionan la energía necesaria para el organismo materno y fetal.
- Sales minerales: calcio, fósforo, hierro. El fósforo es útil para la formación del cerebro y los nervios, y junto con el calcio, para la formación del esqueleto del feto. Se necesitan alrededor de 1,5 g de calcio y 2 g de fósforo al día. El hierro es necesario en una cantidad de 40 g al día y se utiliza para la construcción de los glóbulos rojos fetales. El hierro se encuentra en legumbres secas (judías, lentejas), verduras, espinacas, hígado, cereales, carne.
¡Consejo!
El consumo excesivo de sal de cocina es perjudicial durante el embarazo, especialmente en el último mes, ya que favorece la aparición de una afección relacionada con el embarazo: la disgravidez (que significa un embarazo difícil, incluyendo cualquier trastorno relacionado con el embarazo, con síntomas determinados por cambios físicos y hormonales, como náuseas, estreñimiento, retención de líquidos, hipertensión arterial, diabetes gestacional, etc.).
*Este artículo es solo informativo. Para un diagnóstico preciso, se recomienda consultar a un médico especialista.
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