Seguramente hay muchas mamás entre nosotros que, una vez terminada la lactancia materna, se preguntan cuál sería la forma más saludable de reemplazar la leche materna. Por eso, hemos pensado en explicarles sobre la leche de vaca vs. leche de cabra.
Muchos padres que viven en la ciudad eligen la opción de la leche en polvo o simplemente la leche de vaca comercial porque es conveniente. Sin embargo, si vives en una zona donde puedes conseguir leche fresca, comienzas a preguntarte cuál sería la mejor elección para tu hijo: ¿leche de vaca o leche de cabra?
En este artículo, no queremos mostrar los beneficios o desventajas de una opción sobre la otra, sino ofrecer una visión de estas alternativas desde el punto de vista del contenido nutricional.
Debe saberse que la leche materna (100 ml), según un estudio en el Reino Unido, contiene 89,97 g de agua, 7,4 g de carbohidratos (principalmente lactosa, un factor energético), 4,2 g de grasa, 1,3 g de proteína.
Leche de vaca
En primer lugar, la leche de vaca no se recomienda para niños menores de 1 año, ya que tiene un contenido de proteínas demasiado alto de difícil digestión y un potencial alérgico bastante elevado.
Después del primer año, la leche de vaca puede introducirse en la alimentación del niño comenzando con una cantidad pequeña para observar si el bebé la tolera. La leche de vaca proporciona la cantidad necesaria de calcio y las vitaminas A y D.
En comparación con la leche materna, la leche de vaca tiene un contenido más bajo de hierro y cobre, y por esta razón, los estudios muestran que los bebés alimentados con leche de vaca pueden sufrir anemias severas.
La leche de vaca es una buena fuente de proteínas (con un contenido de 8,26 g por taza), así como de minerales, especialmente calcio y selenio. Sin embargo, el nivel de caseína en la leche de vaca es muy alto, siendo así muy difícil de digerir. Por esta razón, si decides administrárselo al niño, puedes mezclarlo con una pequeña cantidad de agua o té.
Además, la leche de vaca tiene un nivel excesivamente alto de potasio y sodio que puede causar problemas de salud en los niños.
Leche de cabra
Se ha demostrado que la leche de cabra, en comparación con la de vaca, es la que tiene una estructura química más cercana a la leche materna. Por esta razón, muchos padres de diferentes países eligen esta opción para sus bebés y niños.
La leche de cabra produce una reacción alcalina, a diferencia de la leche de vaca que produce una reacción ácida, propicia para el desarrollo de bacterias.
Contiene menos lactosa, menos alérgenos y el nivel de caseína es más bajo que en la leche de vaca, por lo que es mucho más fácil de digerir.
Una taza de leche de cabra contiene 7,9 g de grasa y 8,69 g de proteínas.
El contenido de proteínas es más alto en comparación con la leche materna, mientras que la cantidad de hierro y cobre es más baja.
Los estudios muestran que el hierro de la leche de cabra se metaboliza mucho mejor que el de la leche de vaca.
La leche de cabra tiene valores más altos de calcio (un 13% más que la leche de vaca), vitamina B6 (un 25% más), vitamina A (un 47% más), potasio (un 134% más) y niacina (un 300% más).
El contenido de cobre (un 400% más), selenio y ácidos grasos esenciales es mayor. Sin embargo, contiene una cantidad menor de vitamina B12 y ácido fólico.
¡Sin embargo, ten cuidado con la administración de este tipo de leche! Una taza de leche de cabra al día puede ser suficiente. No sustituyas toda la alimentación del niño con leche (ya sea de vaca o de cabra) porque puede llegar a tener una anemia severa.
Sugerencia
Para una elección más saludable para tu hijo, se recomienda que consultes con el pediatra. Una alimentación sana y equilibrada puede proporcionar los nutrientes que tu hijo necesita para un desarrollo armonioso.
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